Dionel Vecchini
SEATTLE, WA – Con la frase “Mundial de Clubes: Dinero Fácil” los Seattle Sounders expresaron públicamente su descontento con la MLS por la falta de claridad sobre los incentivos económicos que recibirán al representar a la liga en el Mundial de Clubes.
El Sounders tomó la batuta en representación de los jugadores de la MLS y aprovechó la vitrina del importante partido ante Minnesota United para mostrar su molestia. Según los futbolistas, ni la liga ni los dueños han ofrecido claridad sobre los premios ni abierto canales efectivos de negociación. La situación se ha convertido en un dolor de cabeza para el equipo, que reconoció sentirse distraído por la falta de respuestas.
“La realidad es que esto es una gran distracción para nosotros. No sabemos nada sobre los premios, y es frustrante tener que preocuparnos por esto en el día a día”, dijo Cristian Roldán. “Nos hubiese encantado ganar para poder enviar el mensaje con más fuerza”, agregó el mediocampista.
El técnico Brian Schmetzer se mostró sorprendido por la protesta y reconoció que no sabía nada al respecto. “Estoy a favor de que haya una conversación y se llegue a una solución”, declaró.
Aun así, no ocultó su frustración por el rendimiento del equipo y quiso redirigir la atención hacia la liga local. “A pesar de la protesta de hoy, no estamos enfocados en Botafogo. Hoy teníamos la oportunidad de superar a un rival directo”, afirmó.
Schmetzer fue más allá, cerrando con una frase que dejó en duda la concentración de sus dirigidos: “El mensaje que dieron los jugadores, ahora lo tienen que respaldar. Porque la pregunta queda abierta: ¿estaba la concentración allí, en el oponente?”.
El mensaje quedó en el aire, y el rendimiento del equipo no ayudó a sostenerlo. El Sounders cayó derrotado 3-2, con errores poco comunes: un penal de Jonathan Bell tras una entrada tardía y un rebote de Stefan Frei que derivó en el tercer y definitivo gol, un fallo inusual del capitán.
A pesar de la derrota y del contexto que rodeó el encuentro, el Sounders dejó momentos rescatables. Kalani Kossa-Rienzi tuvo un partido destacado: el lateral marcó un gol y generó peligro constante, consolidándose como una opción sólida por la banda derecha, donde se necesita consistencia. Jackson Ragen volvió a la titularidad, reafirmó su liderazgo en la zaga y participó con pases en profundidad y personalidad en el área. Además, el ingreso de Osaze de Rosario aportó una dinámica diferente al equipo en su intento por remontar el marcador.

Más allá del resultado, el foco del equipo parecía estar en otro frente, y aunque los jugadores aseguran estar motivados, sin acuerdo, es difícil saber con qué cara enfrentará el equipo el torneo. “Deberíamos estar emocionados por jugar este torneo, y no lo estamos”, dijo Frei.
El Sounders asumió el liderazgo como voz de la unión de jugadores y dejó claro que esta lucha no es solo por ellos, sino por algo más grande. “Para nosotros es importante luchar por las generaciones futuras. La MLS está creciendo, los equipos están dando campanadas. Estamos a un paso de que las cosas cambien, en definitiva”, señaló Frei.

Cristian Roldán confirmó que existe la comunicación con otros clubes y que se está construyendo una postura común. “Hemos hablado con otros jugadores del Inter de Miami y estas son distracciones. No hemos hablado con LAFC, pero los tenemos en cuenta. Ahora queremos hablar con la liga y estamos unidos”, dijo Roldán.
Stefan Frei agregó que los contactos se han hecho con discreción y respeto. “Hemos tratado de llevar las cosas en privado con la liga, y eso incluye al Inter de Miami. No queríamos distraer a LAFC en un momento tan importante para ellos (el Play-In contra el América). Ellos estaban al tanto, pero no quisimos distraerlos. Nuestra ‘unión’ va más allá de estos tres equipos. Es la liga entera. Todos están al tanto.”
El ganador del torneo recibirá hasta 125 millones de dólares. Los jugadores comprenden la magnitud del evento y, aunque reconocen lo difícil que será competir a ese nivel, insisten en que debe haber una distribución justa y una solución pronta que les permita concentrarse en las competiciones.
“Nos parece que la FIFA acertó en garantizar la distribución del dinero de manera correcta, colocándonos en distintos niveles, pero luego de eso, ha habido silencio y es frustrante. Si alguno de MLS tiene suficiente suerte para ganarlo, el hecho de que los jugadores estén limitados a 1 millón de dólares es absurdo. La MLS ha crecido. El LAFC se ganó el derecho de estar en este torneo. Somos la única liga que tendrá tres representantes”, remarcó Frei.
Los jugadores comprenden el peso de lo que está en juego. Y se espera la misma motivación por parte de Schmetzer y su cuerpo técnico, que tendrán la oportunidad de medirse al PSG, vigente campeón de Europa, y al siempre exigente Atlético de Madrid de ‘El Cholo’ Simeone. Pero la falta de incentivos podría convertirse en un obstáculo justo cuando la MLS tiene ante sí un momento irrepetible para pasar de ser la eterna promesa del continente a una realidad entre las grandes ligas del mundo.

La MLS no debería dejar pasar esta oportunidad. Más allá del crecimiento financiero, este torneo es una vitrina para validar su proyecto deportivo. Ya no basta con crecer en métricas o vender millones de camisetas; el salto de calidad se demuestra sobre el césped. El respeto se gana frente a los grandes. Si la liga aspira a compararse con Europa, necesita resultados. Y esos solo llegarán si sus protagonistas están motivados, respaldados y valorados como merecen.
Algún dueño dirá que la liga es lo que es gracias a ellos. Otros argumentarán que en Estados Unidos hay ligas con salarios exorbitantes y jugadores que apenas si quieren competir. Gerentes hablarán de proteger el producto, de mantener el control. Tal vez todos tengan algo de razón. Pero lo que se pide hoy no es capricho: es justicia. Condiciones dignas para competir contra los mejores del mundo. Para que los jugadores puedan perseguir el sueño que todo niño tuvo alguna vez: tocar el olimpo del fútbol. Y para que esos otros niños que hoy los miran, puedan creer que sus ídolos también pueden derrotar al gigante, superar los obstáculos… y crecer.
Como dijo Stefan Frei:
“De esto es que los sueños están hechos.”
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