Dionel Vecchini
Los Seattle Mariners siguen liderando el Oeste, pero ya navegan en aguas peligrosas. El balance de 6-4 como visitantes suena positivo en el papel, pero al mirar con más detalle, el panorama no es tan alentador.
Caer 3-1 ante Houston Astros inclinó la serie particular hacia los Astros, dándoles ventaja en un eventual desempate. Además, se colocaron a tan solo un juego y medio (1.5) del liderato, aumentando la presión sobre Seattle, que con una victoria se habría separado a unos nada despreciables 3.5 juegos.
Durante esta gira de 10 juegos, el pitcheo de Seattle mostró de todo un poco: maniató a una de las mejores ofensivas del año, como la de San Diego Padres —a quienes limitaron a solo tres carreras en tres encuentros—, batalló en una noche de bullpen ante los Chicago White Sox, y luego le dio la oportunidad de regresar a uno de sus ases en la serie ante Houston, donde se vio el debut de George Kirby.
Pero la serie ante los Astros dejó dudas inevitables sobre el manejo de los brazos. Sí, es cierto que se necesitaba a Kirby y que mostró dominio en los primeros innings, pero fue castigado después, quizá necesitando fortalecer su brazo y ritmo competitivo. ¿Era Houston el mejor rival para soltarlo?
En el último encuentro, Luis Castillo estuvo sólido durante seis episodios, aunque fue “estirado” en su salida, superando los 100 lanzamientos —algo que no sucedía desde su llegada a Seattle en 2022— y terminó cediendo un doble de Cam Smith que empató el juego.
Y ahí surge una pregunta difícil pero necesaria: ¿tenía Dan Wilson realmente otra alternativa o simplemente decidió arriesgar con su abridor?
Siempre habrá quien defienda la carga acumulada y el cansancio de los relevistas, y es cierto que las bajas han reducido el margen de maniobra. Pero si no se emplean los brazos disponibles al máximo en una serie contra un rival directo, ¿cuándo se van a usar?
Descontando los cinco innings de la noche de bullpen de Lawrence, el relevo de Seattle llegó al juego decisivo ante Houston con 27 innings en nueve partidos: un uso razonable y esperado para un equipo competitivo. Por eso, aunque el desgaste acumulado es un factor real, cuesta justificar del todo haber estirado a Castillo en ese cierre.
Esto es béisbol, y nunca sabremos si el resultado cambiaba si Castillo dominaba a Smith. Pero al menos no quedaría la pregunta de qué hubiese pasado. Estos son juegos que hay que ganar ante un rival directo… sin Yordan Álvarez. Aunque todos los juegos valen igual, los Mariners necesitan dar el paso hacia el equipo grande, el golpe a la mesa que los diferencie y los haga pesar como aspirantes serios a una Serie Mundial.
Por su parte, la ofensiva sigue allí, con Cal Raleigh marcando la diferencia. Raleigh continúa en la lucha por el liderato de cuadrangulares, compitiendo con nombres como Shohei Ohtani y Aaron Judge. Pero el bateo de los Mariners se ha apoyado en los batazos de cuatro esquinas, incluyendo el despertar de Rowdy Tellez, y a Leody Taveras uniéndose a los toleteros con un par de jonrones. Es inevitable pensar en el trabajo que ha llevado Edgar Martínez y su equipo, que hoy está dando sus frutos.
Las temporadas son largas, y Dan Wilson ha ajustado muy bien el pitcheo ante las crecientes bajas. Pero ahora, con la cima más apretada que nunca, es momento de hacer respetar la casa.
Nueve juegos en los que el resultado debe decir más que solo números.
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